Si usted me pregunta si creo en el espíritu de las cosas usadas, le diré que sí . Ahí están todas esas cosas que sivieron algún día para algo. Nunca podremos utilizarlas sin sentirnos incómodos. Y esas montañas, por ejemplo, tienen nombres... Nunca nos serán familiares; Las bautizaremos de nuevo, pero sus verdaderos nombres son los antiguos. La gente que vio cambiar estas montañas las conocía por sus antiguos nombres. Los nombres con las que las bautizaremos las montañas y los canales resbalarán sobre ellos como agua sobre el lomo de un pato. Por mucho que nos acerquemos a Marte, jamás lo alcanzaremos. Y nos pondremos furiosos,¿y sabe usted que haremos entonces? Lo destrozaremos, le arencaremos la piel y lo transformaremos a nuestra imagen y semejanza.
Crónicas marcianas
Ray Bradbury
Junio de 2001, Aunque siga brillando la Luna
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